miércoles, 30 de enero de 2013

Nacimiento de Atahualpa Yupanqui

Atahualpa Yupanqui nació en Pergamino, provincia de Buenos Aires, el 31 de enero de 1908, con el nombre de Héctor Roberto Chavero, pero adoptó el de Atahualpa Yupanqui, en memoria de los últimos gobernantes incaicos. La etimología de este nombre la dio él mismo: "Viene de lejanas tierras para contar algo" (Ata: viene; Ku: de lejos; Alpa: tierra; Yupanqui: narrarás, has de contar).

De pequeño, vivió junto a su familia a Agustín Roca, localidad cercana a Junín en la provincia de Buenos Aires. A los diez años, se mudó a Tucumán. En 1923, cuando tenía 15 años, retornó a Junín tras la muerte de su padre. Allí comenzó a estudiar guitarra con Bautista Almirón, destacándose muy pronto.

A la edad de dieciocho años, recorrió el país mostrando sus dotes artísticas. Desde 1931 hasta 1934, vivió en Uruguay. En este último año, regresó a Argentina, residiendo alternativamente en Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Jujuy. Durante años actuó sin descanso en numerosas ciudades de su patria, hasta que en la década de 1940 conoció el éxito como poeta renovador de la música folclórica argentina.

Fue cantante, cantautor, guitarrista y escritor. Entre 1946 y 1949, luego de que viera la luz su primer libro, “Piedra sola” (1940), sufrió la cárcel y la censura. En 1950 se exilió a Uruguay y de allí a París, desde donde inició una brillante carrera internacional.

Atahualpa Yupanqui fue autor de más de 1.500 canciones. Las mismas revelan un claro compromiso con la realidad sociopolítica, y entre ellas, podemos citar: “Viene clareando”, “El arriero”, “Zamba del grillo”, “La añera”, “La pobrecita”, “Milonga del peón de campo”, “Camino del indio”, “Chacarera de las piedras”, “Recuerdos del Portezuelo”, “El alazán”, “Indiecito dormido”, “El aromo”, “Le tengo rabia al silencio”, “Piedra y camino”, “Luna tucumana”, “Los ejes de mi carreta”, Tú que puedes vuélvete”, “Cachilo dormido”, “Las preguntitas” y “Sin caballo y en Montiel”.

Sus composiciones han sido cantadas por reconocidos intérpretes, como Mercedes Sosa, Los Chalchaleros, Horacio Guarany, Jorge Cafrune, Alfredo Zitarrosa, José Larralde, Víctor Jara, Ángel Parra, Jairo, Andrés Calamaro, Divididos, Marie Laforêt y Mikel Laboa entre muchos otros, y siguen formando parte del repertorio de innumerables artistas, en Argentina y en distintas partes del mundo. En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.

También fue un notable prosista, como atestiguan un buen número de obras suyas: Piedra sola (1939), Aires (1943), Cerro Bayo (1953), Guitarra (1960), El canto del viento (1965), El payador perseguido (1972), Del algarrobo al cerezo (1977), Confesiones de un payador (Ediciones Galerna)(1984), La palabra sagrada (1989), La Capataza (1992). El famoso intérprete, Jorge Cafrune, lo eligió como autor de sus cantos. Trascendió a la gloria como el más renombrado folklorista argentino.

Falleció en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992. Hoy sus cenizas descansan en los jardines de su casa museo en la localidad de Cerro Colorado, a la sombra de un roble junto a las de Santiago Ayala "El Chúcaro", un gran bailarín de danzas folclóricas.

 

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