viernes, 15 de febrero de 2013

Asesinato de Camilo Torres Restrepo

 

 

"Donde cayó Camilo nació una cruz,

pero no de madera sino de luz.

Lo mataron cuando iba por su fusil,

Camilo Torres muere para vivir"

 

Cruz de luz - Víctor Jara

 

Camilo Torres Restrepo nació en Bogotá el 3 de febrero de 1929, fue asesinado en Patio Cemento el 15 de febrero de 1966. Fue un sacerdote católico, pionero de la Teología de la Liberación, cofundador de la primera Facultad de Sociología de Colombia y miembro del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN). Durante su vida, promovió el diálogo entre el marxismo y el catolicismo.

Sus padres, el médico Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria provenían de acomodadas familias de la burguesía liberal. A los dos años viajó con sus padres a Europa y regresó en 1934. En 1937, la pareja se disolvió, quedando Camilo y su hermano Fernando al lado de la madre.

Expulsado, por sus críticas contra los profesores del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá, terminó su bachillerato en el Liceo de Cervantes en 1946.

Ingresó a la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, pero sólo estudió allí el primer semestre, influenciado por las ideas sociales de dos sacerdotes franceses dominicos que conoció por medio del padre de su novia, la idea de convertirse en sacerdote comenzó a calar en Camilo y para tomar esta decisión se retiró a meditarlo en los llanos orientales. Camilo ingresó al Seminario Conciliar de Bogotá donde permaneció siete años, tiempo durante el cual comenzó a interesarse por la realidad social.

La pobreza y la injusticia social atrajeron su atención y junto a Gustavo Pérez creó un círculo de estudios sociales, que funcionó aún después de que Torres fue ordenado sacerdote en 1954.

Viajó a Bélgica para estudiar en la Universidad Católica de Lovaina. Funda con un grupo de estudiantes colombianos de la universidad el ECISE (Equipo Colombiano de Investigación Socioeconómica) y entró en contacto con la Democracia Cristiana, el movimiento sindical cristiano y los grupos de resistencia argelina en París. Funda las secciones de Bogotá, París y Londres del ECISE.

La universidad belga le otorgó el título de sociólogo en 1958. Su tesis doctoral, Una aproximación estadística a la realidad socioeconómica de Bogotá, obra pionera en sociología urbana de Latinoamérica, fue publicada en 1987 con el título de La proletarización de Bogotá.

Al año siguiente regresó a Colombia y se sintió obligado a apoyar activamente la causa por los pobres y la clase trabajadora. Fue nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá. Se vincula al Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas en calidad de profesor. Es miembro fundador y presidente del Movimiento Universitario de Promoción Comunal (MUNIPROC). Realiza, junto con profesores y estudiantes, programas de acción comunal en barrios populares de Bogotá.

En 1960 participa junto con Orlando Fals Borda, Carlos Escalante, Eduardo Umaña Luna, María Cristina Salazar, Darío Botero Uribe, Virginia Gutiérrez de Pineda y Tomás Ducay, entre otros, de la fundación de la primera Facultad de Sociología de América Latina de la Universidad Nacional, en la cual ejerció la cátedra académica como profesor.

En 1962 se incorpora al comité técnico de la Reforma Agraria fundado por el INCORA (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria). Cumpliendo orden del cardenal Luis Concha Córdoba, renuncia a todas sus actividades en la Universidad Nacional.

Preside el primer Congreso Nacional de Sociología que se celebra en Bogotá en 1963 y presenta el estudio “La violencia y los cambios socio-culturales en las áreas rurales colombianas”.

"Sabemos que el hambre es mortal" decía el cura Camilo Torres. Y si lo sabemos, decía, ¿tiene sentido  perder el tiempo discutiendo si es inmortal el alma? Camilo creía en el cristianismo como práctica del amor al prójimo y quería que ese amor fuera eficaz. Tenía la obsesión del amor eficaz. Esa obsesión lo alzó en armas y por ella ha caído, en un desconocido rincón de Colombia, peleando en las guerrillas."

Eduardo Galeano

La llegada del Frente Nacional llevó a Camilo Torres a fundar el Frente Unido del Pueblo para oponerse a la coalición de los Partidos Liberal y Conservador. Siendo aún profesor de la Universidad Nacional encabeza una marcha pacífica con sus estudiantes, el Frente Unido pasó a ser brazo político del ELN al hacer contacto Camilo Torres con los líderes del movimiento guerrillero.

Luego de renunciar a su trabajo como profesor, disolver el Frente Unido y enrolarse a la guerrilla, participó en ella como un miembro de bajo rango y proveyó asistencia espiritual e ideológica desde un punto de vista marxista-cristiano. Murió en su primera experiencia en combate, cuando el ELN emboscó una patrulla militar colombiana. Luego de su muerte, Camilo Torres se convirtió en un mártir oficial del ELN.

 

La rebelión de las sotanas

 

¿Qué entiende usted por revolución?

-Yo entiendo por revolución el cambio fundamental y rápido de un sistema económico, social y político. Los puntos de la plataforma socioeconómica que se ha venido divulgando son un ejemplo de los cambios a los que me refiero. Los medios para llegar a éstos no son necesariamente pacíficos ni violentos. Esta alternativa la decidirá la relación de fuerzas entre la clase que detenta actualmente el poder y la clase que pretende realizar la revolución. Este concepto de revolución es común a muchos tratadistas de la ciencia política, de la sociología y de las ciencias so­ciales en general.

¿Qué opinión tiene usted de los curas obreros de Francia?

-Los sacerdotes obreros en Francia y en muchos países del mundo constituyen una experiencia de la Iglesia para lograr un testimonio de solidaridad con la clase obrera. El testimonio tiene un carácter universal (debe ser en todos sus aspectos auténticamente cristiano) y un carácter social (debe ser comprendido por los hombres a los cuales está destinado). Dentro de la situación de la Iglesia en donde hay sacerdotes obreros la solidaridad con la clase popular difícilmente es comprendida sin un testimonio de solidaridad de vida de los sacerdotes mismos, ya que los laicos, aunque son Iglesia, no son considerados como representantes de la Iglesia por aquellos sectores populares más alejados del cristianismo. Las modalidades de esta experiencia han sido evaluadas, corregidas y perfeccionadas. La prohibición en Francia y Bélgica se debió a algunas fallas accidentales, reales o ficticias, pero actualmente hay muchos sacerdotes obreros en muchos países del mundo aprobados por la jerarquía eclesiástica.

-El caso del sacerdote obrero es clásico dentro de la concepción de que el sacerdote, por motivos de caridad, de amor, puede suplir al laico cuando éste, por cualquier circunstancia, no puede ejercer sus funciones propias dentro de la Iglesia.

¿Sería usted partidario de la reforma del Concordato?

-No solamente yo soy partidario de la reforma de este tratado internacional que tiene setenta y ocho años de haber sido elaborado, sino que la Santa Sede en 1942 se manifestó también partidaria de la reforma. Hasta ahora ha constituido un tabú porque en esa ocasión fue tomado como instrumento político y trató de gestar un cisma. Creo que las declaraciones del Concilio sobre las relaciones entre Iglesia y Estado producirán necesariamente la reforma del Concordato en donde se garantice una pobreza efectiva para la Iglesia y se suprima toda posibilidad de injerencia política de ésta para que pueda dedicarse más libremente a su labor evangelizadora.

¿Cuál es en su concepto el partido colombiano que refleja sus ideas?

-Ninguno. Creo que en muchos partidos progresistas colombianos se pueden encontrar muchas de mis ideas.

-Se habla de la creación de unos impuestos a los bienes productivos de la Iglesia. ¿Es partidario de esta iniciativa?

-Sí, soy partidario, pero cuando haya un gobierno revolucionario.

 ¿Es cierto que usted corre peligro de que la Iglesia colombiana lo suspenda en el servicio general de su ministerio?

-No es cierto, porque no he incurrido en ninguna de las causales canónicas de suspensión.

- ¿Aceptaría usted una candidatura a la Presidencia de la República?

-En primer lugar la Constitución y el Concordato prohíben a los sacerdotes aceptar esta clase de cargos públicos. En segundo lugar, creo que mi apostolado revolucionario se vería totalmente obstaculizado si yo tuviera cualquier clase de ambición política personal. En tercer lugar me parece que en el actual sistema, éste es un empleo bastante desacreditado.

-¿Por qué considera usted que antes de cinco años se va a efectuar una revolución en Colombia?

-No se trata de una profecía sino de un simple cálculo.

Porque me parece que las condiciones que producen un cambio revolucionario están en parte completas y que las que faltan ya están en gestación, creo que se madurarán en un lapso aproximado de cinco a siete años.

Las condiciones existentes podrían sintetizarse en:

a) Descontento, no solamente con el Frente Nacional, sino también con el sistema.

b) Reacción contra el Frente Nacional considerándolo como partido de clase, y proceso de formación de una clase popular.

c) Solidaridad del movimiento estudiantil universitario.

d) Solidaridad de los grupos campesinos a la escala local.

Están en gestación:

1. La creación de una conciencia nacional sobre objetivos revolucionarios concretos.

2. La organización de los sectores populares a la escala regional y nacional.

Estos dos requisitos son indispensables para la toma del poder político, requisito indispensable para la realización de la revolución.

 

[Reportaje de Semana al día, Bogotá, 18 de junio de 1965]

 

Torres murió el 15 de febrero de 1966 en Patio Cemento, tras combates con tropas de la Quinta Brigada de Bucaramanga, dirigida por el Coronel Álvaro Valencia Tovar. El Ejército ocultó el cadáver en un estratégico lugar separado de las demás fosas comunes y el lugar no fue revelado al público.

Años después, Valencia Tovar esclareció detalles de la muerte de Camilo Torres.

Fuente: Wikipedia, El Ortiba

Para seguir leyendo Cristianismo y Revolución N° 4

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