miércoles, 27 de febrero de 2013

Nacimiento de Manuel Rodríguez

Manuel Javier Rodríguez Erdoíza nació en Santiago el 27 de febrero de 1785 y fue asesinado en Tiltil el 26 de mayo de 1818. Fue un patriota chileno que realizó innumerables acciones en diferentes cargos para lograr la independencia de Chile, como abogado, político, guerrillero y luego militar. Es considerado uno de los principales gestores y partícipes del proceso de independencia de Chile y uno de los Padres de la Patria de Chile.

Durante la Patria Vieja, fue ministro de Hacienda y de Defensa del gobierno de José Miguel Carrera, además de su secretario personal. Pese a que hubo varios y graves desencuentros entre Carrera y Rodríguez, siempre retomaron su amistad, camaradería y trabajo en conjunto, razón por la cual fue la persona con quien Carrera gobernó más estrechamente.

En el periodo de la Reconquista española, su labor como guerrillero, espía y principal figura de la resistencia independentista en Chile lo transformó en mito y leyenda popular.

Durante la Patria Nueva, tras la victoria independentista de Chile en la batalla de Chacabuco, Rodríguez conspiró más de una vez para deponer del cargo de director supremo a Bernardo O'Higgins. Reapareció en la escena pública tras el desastre de Cancha Rayada, asumiendo brevemente como director supremo interino en Santiago, para evitar el desbande general de la causa patriota. Tras dejar su puesto, una vez que se supo que O'Higgins no había muerto, y luego de la victoria en la batalla de Maipú, fue apresado por O'Higgins. Fue custodiado por soldados, siendo asesinado de un balazo por la espalda en las cercanías de Tiltil mientras lo trasladaban a la cárcel de Quillota.

Manuel Rodríguez cursó sus primeros estudios en el aristocrático y exclusivo colegio Convictorio Carolino de Santiago. Allí fue compañero de José Miguel Carrera, y además de todos los jóvenes que provocarían la independencia y posteriormente gobernarían los destinos de Chile en los primeros años de la república. Rodríguez siguió sus estudios superiores de Derecho en la Real Universidad de San Felipe, recibiendo su doctorado de leyes en 1804. Ejerció la profesión posteriormente como procurador del Cabildo de Santiago.

Mientras Manuel participaba en las últimas convulsiones de la Patria Vieja, Joaquín su medio hermano mayor, figuraba como miembro de la corte virreinal limeña, en calidad de oidor de la Real Audiencia de Perú, hasta que murió muy joven en 1814.

Los 3 hermanos Rodríguez Erdoíza fueron compañeros de luchas políticas, participando durante la Patria Vieja principalmente en el bando carrerino. No obstante, existió un temporal distanciamiento entre los Rodríguez y los Carrera, en enero de 1813, cuando Manuel y Carlos fueron acusados de complotar contra la junta presidida por José Miguel Carrera.

Entre 1810 y 1811 el gobierno dirigido por una Junta Nacional, presidida por Mateo de Toro Zambrano y Ureta, Conde de la Conquista, compuesta por criollos aristócratas de la capital chilena, gobernaba en nombre de Fernando VII, y fue convirtiéndose en un órgano de gobierno nacional dispuesta a resistir el retorno de la dominación española. José Miguel Carrera, quien con 25 años retornaba de luchar contra la invasión napoleónica en España, se transformó en el caudillo más popular de Chile por sus ideas radicales y progresistas.

El 4 de septiembre de 1811, Carrera, secundado en lo militar por sus hermanos Juan José y Luis, llevaron a cabo un golpe de Estado y formaron una junta de cinco miembros, compuesta por Juan Enrique Rosales, Juan Mackenna, Juan Martínez de Rozas, Calvo de Encalada y Gaspar Marín, quedando como Presidente del Congreso Nacional el sacerdote Joaquín Larrain. Se adueñaron del Poder Ejecutivo y del Legislativo y emprendieron una serie de reformas de todo orden. Es en este golpe de Estado cuando Rodríguez pierde su puesto de Procurador de la ciudad de Santiago, pues así lo "exigía el pueblo" en sus demandas.

El 15 de noviembre de 1811, Carrera llevó a cabo el reemplazo de la Junta de Gobierno por una compuesta de tres miembros, que gobernó entre 1811 y 1813. Durante 1812 la Junta realizó una labor que señalaba los progresos de la emancipación. Se imprimió la Aurora de Chile, cuyo primer director fue fray Camilo Henríquez González con la colaboración de Manuel de Salas, Antonio José de Irisarri y el Doctor Bernardo Vera y Pintado. Asimismo, se entablaron relaciones con los Estados Unidos de América, cuyo gobierno envió al representante comercial, con el título de Cónsul, Joel Roberts Poinsett. Se diseñó la bandera de la Patria Vieja y el Reglamento Constitucional Provisorio de 1812, documento precursor de la Constitución política, confeccionado y redactado por Manuel Rodríguez. Por otro lado, en calidad de secretario de Carrera, ofició como una especie de Ministro del Interior de la actualidad.

En ese periodo, ambos tuvieron algunos desencuentros graves, que debido al tenso clima político llevaron a Rodríguez a la cárcel, pero finalmente los problemas se aclararon y siguieron gobernando en comunión.

En 1813, el virrey José Fernando de Abascal, que veía a Carrera actuar como si Chile fuera independiente, envió una primera expedición al mando del brigadier español Antonio Pareja. Ante esta amenaza, el Senado, aplicando un artículo constitucional, suspendió la Constitución y reorganizó la Junta de Gobierno, siendo Carrera designado General en Jefe del Ejército, con la misión de defender la línea del río Maule. También se declaró la libertad de imprenta, se fundó el Instituto Nacional y se creó la Biblioteca Nacional, cuyo primer director fue Manuel de Salas. Además se decretó la nacionalización para extranjeros y españoles que respetasen la nueva institucionalidad del Estado, se creó el Ministerio de Relaciones Exteriores, se reestructuró el Ejército, creando los primeros cuarteles militares y se expropiaron 3 millones de pesos de la época a los potentados para cubrir gastos fiscales.

El 3 de mayo de 1814, los criollos, liderados por el director supremo Lastra y el ejército español, firmaron el Tratado de Lircay. Pero el Virrey Abascal ignoró el tratado y mandó una nueva expedición.

Como consecuencia, fue planeada una batalla en la plaza de Rancagua, la que terminó en una derrota, en lo que se conoce como el Desastre de Rancagua del 1 y 2 de octubre. Acto seguido, el gobierno pasó a manos del Brigadier Mariano Osorio que gobernó entre 1814 y 1815, iniciando el periodo de la Reconquista, que duró entre 1814 y 1817. En este periodo se cometieron hechos sangrientos en la cárcel de Santiago en donde se asesinaron a los independentistas allí detenidos por orden del Capitán Vicente San Bruno, jefe del Real Regimiento de los Talaveras de la Reina.

Entre 1815 y 1817, el gobierno pasó a manos del Mariscal de Campo Francisco Casimiro Marcó del Pont; hombre pusilánime y pueril, que había obtenido la Gobernación de Chile por influencias de su familia. Aficionado al lujo y la pompa, encabezó todos sus bandos y decretos con la totalidad de sus apellidos y títulos, haciéndose llamar "Don Francisco Casimiro Marcó del Pont, Ángel, Díaz y Méndez, caballero de la orden de Santiago benemérito de la patria en grado heroico y eminente....etc.". Marcó del Pont gobernó con bastante incompetencia y sistemática represión y venganza contra los patriotas, en ese momento caídos en desgracia y derrotados. Fue secundado por el eficiente y cruel cuerpo policial del Regimiento Talaveras de la Reina, capitaneado por el Capitán Vicente San Bruno.

Los restos del ejército de patriotas chilenos decidió su retirada a Mendoza, Argentina, cruzando la Cordillera de los Andes con los comandantes Carrera y O'Higgins. Junto a él emigraron los hermanos de Carrera y también Manuel Rodríguez. Eran los días de apaciguamiento entre O´Higgins, Carrera y Rodríguez.

Apenas llegado a Mendoza, y en las peores condiciones, económicas y anímicas, Rodríguez trabajó modestamente en una imprenta donde se imprimían manifiestos políticos. Luego de conocer a José de San Martín, con quien simpatizó de inmediato, se incorporó a los preparativos de la Reconquista del territorio nacional y colaboró con San Martín y O'Higgins en el campamento El Plumerillo.

San Martín aceptó un plan propuesto por Manuel Rodríguez y le encargó la misión de organizar clandestinamente la rebelión en Chile en contra del dominio español durante la Reconquista. Lo comisionó para ir a Chile a deslizar una pequeña fuerza en la retaguardia enemiga para mantener vivo el espíritu de la insurrección en las poblaciones chilenas.

Manuel Rodríguez normalmente hostigó a las fuerzas realistas en sus viajes al interior de Colchagua, a donde viajaba frecuentemente desde Mendoza y Uspallata, pasando por Los Andes, Curacaví, Melipilla, Alhué y Marchigüe, dejando innumerables testimonios de inteligencia militar. Esta ruta le permitió eludir las fuerzas realistas y asestar certeros y efectistas golpes en San Felipe, Santiago, Melipilla y San Fernando. Otras veces cruzaba por el Paso del Planchón, cuyos planos sirvieron al general Freire años más tarde, durante la reconquista de Chile.

Entre 1815 y 1817, Manuel Rodríguez logró llevar el desorden entre las tropas realistas y organizó una red de corresponsales que se convirtieron, cuando las circunstancias lo requerían, en jefes de partidas volantes que aparecieron y desaparecieron misteriosamente. Su osadía llegó al punto de abrirle la puerta del carruaje al mismísimo Casimiro Marcó del Pont a la salida del edificio gubernamental y además recibir una moneda por el servicio de parte del gobernador; esta proeza de gran riesgo causó las más grandes burlas de toda la población de Santiago hacia su gobernante. Pronto la figura de Rodríguez adquirió el relieve y la aureola de la leyenda con sus acciones de gran riesgo frente a las mismas espaldas de los realistas. Sus hazañas fueron la comidilla de las tertulias de la ciudad.

En enero de 1817, Rodríguez perpetró sus últimas hazañas. Con ochenta hombres cayó sobre Melipilla y se apoderó de los fondos recaudados por contribuciones forzosas, unos dos mil pesos, que repartió entre sus hombres, para que pudiesen alimentar a sus familias.

Pocos días después, ciento cincuenta de sus hombres, al mando de Francisco Salas, asaltaron de noche a San Fernando. La guarnición realista resistió el ataque; entonces Salas gritó con voz atronadora: ¡Que avance la artillería! ¡Que se muevan los cañones!.3 Inmediatamente los montoneros pusieron en movimiento unas rastras de cueros con piedras que producían un ruido idéntico al rodado de cañones. Los realistas, creyéndose atacados por una gran fuerza militar, huyeron. Así, Salas se apoderó de San Fernando.

Una vez divididas las fuerzas españolas gracias al talento guerrillero de Manuel Rodríguez y sus montoneros, el 21 de enero de 1817 el ejército libertador, compuesto por unos cuatro mil soldados, logró atravesar la cordillera de los Andes por los pasos de Uspallata, Piuquenes, el Planchón y los Patos, a principios de febrero todas las divisiones avistaban territorio chileno.

El general Maroto, jefe del ejército realista, salió al encuentro de los independentistas. El 12 de febrero de 1817 se encontraron los dos ejércitos en la cuesta de Chacabuco, una victoria para el ejército libertador. Así llegó el 2 de febrero de 1818 y en Talca se firmó oficialmente la Independencia de Chile, siendo jurada el día 12 del mismo mes en Santiago.

El 19 de marzo de 1818, las fuerzas chilenas fueron sorprendidas durante la noche en Cancha Rayada (salida norte de Talca) por las fuerzas del general Osorio, que estaban compuestas por aproximadamente cinco mil soldados. En aquellas críticas circunstancias apareció Manuel Rodríguez, y al grito desgarrador de "¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!", encendió un fuego abrasador en el corazón libertario de cada ciudadano, devolvió el ánimo a los que creían todo perdido, y se preparaban a huir presos del más grande pánico. Los convenció, animó, organizó, y finalmente los motivó fervorosamente a unirse y prepararse a defender la ciudad. Esta acción lo transformó en el hombre mas popular de Chile lo que finalmente seria una de las principales razones de su asesinato.

En pocas horas Rodríguez organizó y armó un regimiento que llamó los Húsares de la Muerte, domina la situación y apresta la capital para resistir a los realistas, agitando al pueblo y organizando la movilización más extraordinaria. Posteriormente aparece O'Higgins herido y Rodríguez sin chistar entrega el mando, y aunque formalmente se pone a las órdenes de O'Higgins, no llega a colaborar con él.

Dos semanas después, el 5 de abril de 1818, en los campos de Maipú, se libró la batalla decisiva y se logró dar fin a la campaña libertadora de Chile. Rodríguez, sin embargo, retiene a sus "Húsares de la Muerte" y no participa en la batalla: grave error que O'Higgins nunca le perdonará y será el factor determinante para que, a su asesinato, muchos que antes le alababan luego nada digan.

El 17 de abril de 1818 se celebró un cabildo abierto en el cual tomó parte Manuel Rodríguez, sosteniendo allí su opinión de que dicho cabildo debía de tomar el mando del país hasta una reunión del Congreso. Luego, Manuel Rodríguez ejerció algunos cargos públicos de mediana importancia y dentro del Ejército ofició el grado de coronel, siempre con la simpatía de José de San Martín, y la antipatía del director supremo O'Higgins, con lo cual comenzó su rápida declinación en el poder.

El dominio que Rodríguez ejercía sobre el pueblo, la amistad que lo unía a los hermanos Carrera y su carácter díscolo lo colocaron en una situación límite con el Director Supremo; Bernardo O'Higgins, quiso alejarlo del país ofreciéndole una misión diplomática en Estados Unidos,

El 26 de mayo de 1818, el exguerrillero Manuel Rodríguez, acusado de "alborotador incorregible", fue trasladado a la prisión militar de Quillota y a la altura del pueblo de Tiltil, específicamente en un sector llamado la Cancha del Gato, a orillas del río Lampa, fue asesinado de un tiro por la espalda por el teniente Antonio Navarro al distraer su atención con un comentario de un ave que pasaba por el sector. Se adujo como causa de muerte, que el guerrillero intentó escapar.

El teniente Navarro confesaría, en 1825, que Monteagudo le dio la orden de asesinar al patriota, este último, fue expulsado a Perú, donde sería asesinado el mismo año en que Navarro confesó. Los restos del héroe guerrillero fueron trasladados de Tiltil a Santiago en 1895, y presuntamente reposan en el Cementerio General. Recientemente, se descubrió un documento inédito, escrito de puño y letra por el teniente José Antonio Maure, miembro del pelotón que custodiaba a Rodríguez. En dicho escrito, donado por la familia al museo Colchagua de Santa Cruz, el teniente Maure relata con gran minuciosidad las horas previas a la muerte, las circunstancias del crimen, detalles desconocidos y los hechores materiales del crimen y, además, se inculpa personalmente de haber dado los tiros de gracia al patriota, siguiendo órdenes de su superior Navarro. Claramente se trata de un documento de gran valor histórico, que servirá para aclarar las circunstancias del crimen, no así sus hechores intelectuales, ya que en el lugar del documento donde parece nombrarlos, este se encuentra con una mancha de tinta ex profeso.

Fuente: Wikipedia

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